No es posible entender la gestión en una industria hoy en día sin que el término trazabilidad ocupe un lugar preeminente en la misma. Una creciente exigencia tanto desde el lado de los consumidores como desde la administración ha provocado que la trazabilidad forme parte de los procesos de control de la parte productiva de la industria.
La implantación de la trazabilidad redunda en que se pueda llevar a cabo una mayor eficiencia en los procesos productivos, un menor coste cuando se producen fallos en la producción o una optimización en el servicio que se presta al cliente, por citar unos ejemplos.
Trazabilidad
La implantación de un sistema de trazabilidad requiere una mirada global de todos los aspectos que tienen lugar en el flujo de insumos y productos del proceso productivo. Una de las patas sobre la que se asienta es la de la identificación, que se encarga del reconocimiento de las unidades, los lotes y los embalajes. Por otra parte, el sistema se ocupa de la captura de datos con el fin de añadir datos extra que aporten información sobre la trazabilidad del producto en cuestión. Y por último, un subsistema de gestión de datos, que opera para procesar todos los datos que se van recopilando. Cada parte del sistema de trazabilidad forman un todo que ofrece información decisiva para el proceso productivo y siempre en tiempo real.
A la hora de llevar a cabo la implantación de un sistema de trazabilidad debe realizarse previamente un estudio de los sistemas que van a utilizarse en la industria, que conviene que sean lo más similares a los de clientes y proveedores. De esta manera, resulta más sencillo usar la misma información y con ello disminuir la carga de trabajo y los posibles errores ocasionales.
Debe tenerse en cuenta que la trazabilidad genera datos desde dos planos distintos, el interno y el externo.
La trazabilidad interna, también llamada de proceso, se encarga de seguir el camino de cada producto dentro de la empresa. Aporta datos tales como las distintas manipulaciones a las que ha sido sometido, la maquinaria que se ha utilizado para su elaboración, su composición, el lote al que pertenece o el turno de fábrica durante el que ha sido elaborado. El seguimiento de la trazabilidad interna permite relacionar un producto concreto con todos los procesos que han intervenido en su elaboración, desde las materias primas hasta el transporte a su destino.
La trazabilidad externa ofrece datos que complementan la información de la trazabilidad interna; un cambio en la condiciones de la cadena de producción, la rotura de un embalaje o cualquier incidencia similar.
Un buen sistema de trazabilidad tiene que ser capaz de registrar cada aspecto que vaya influyendo en el producto que se fabrica y que cualquiera de ellos se pueda detectar y conocer tanto en el sentido normal de la producción como en el inverso.
Pero conviene no confundir la trazabilidad con un sistema de ejecución de fabricación como es un sistema MES. La trazabilidad es un objetivo a conseguir pero por sí misma no implica que deba llevar aparejada ninguna metodología concreta. Debe adaptarse lo mejor posible a las características de cada empresa industrial para aportar los datos más concretos y precisos posibles, pero no es capaz ella sola de operar en la gestión de la producción. Para tareas esenciales como una gestión que permita a la empresa una reducción de costes y un incremento en la eficiencia de la planta productiva, están los sistemas como el MES, que aprovecha el sistema de trazabilidad como un elemento más, pero esencial, dentro de todo el proceso productivo que monitoriza y sobre el que opera.
Por tanto, podría decirse que la trazabilidad constituye una de las partes del sistema MES y que aporta multitud de datos constantemente al MES para que cada vez que se produzca un evento que requiera una especial atención, sea el MES el que lo procese e indique la solución más válida para dar respuesta a la excepcionalidad que ha tenido lugar.
Sistema MES
Un sistema MES opera en tiempo real sobre todas las partes implicadas en el proceso productivo. Así, cuando ocurre una incidencia en la cadena de producción, el sistema recibe una alerta al instante y es capaz de decidir cuál o cuáles son las prioridades a la hora de resolver la contrariedad que haya surgido.
El MES es la mejor herramienta de la que puede disponer una industria para capturar datos de manera sencilla. La información (materiales, calidades, mantenimiento…) se obtiene desde el propio proceso de producción. Y este sistema tiene la virtud de que recoge toda la información que tiene lugar en la planta de producción, por lo que la fiabilidad de los datos queda fuera de duda.
Un sistema integral y completo como el MES opera en base a parámetros como la eficiencia por operador, máquina o línea de producción, entre otros; los plazos, velando por que se cumplan los tiempos establecidos en la programación realizada y tomando decisiones acerca de posibles correcciones que se precisen realizar; controlar la calidad mediante muestreos aleatorios; y controlar la trazabilidad del proceso.