Se puede definir la
digitalización –entre decenas de opciones– como el uso innovador de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en particular el despliegue a gran escala de dispositivos y sensores inteligentes, que implican la recopilación y el análisis de datos. Estas y otras tecnologías relevantes como plataformas en línea, la Nube, el Internet Industrial de las Cosas, los gemelos digitales, la impresión 3D, los robots, la Inteligencia Artificial o el machine learning son elementos de fabricación avanzada, características de la cuarta revolución industrial.
La digitalización ofrece oportunidades de empleo e innovación altamente cualificados, integración de energías renovables y recortes en los costes operativos. Optimiza las operaciones y la planificación industrial, conecta a los productores y usuarios de energía y facilita nuevos modelos de negocio basados en la economía circular, el intercambio y el leasing.
Digitalización y energía
De esta manera, la digitalización contribuye a cambios en el diseño del mercado energético, impulsa el desarrollo de fábricas y hace que la calefacción y la refrigeración sean más baratas y eficientes. En toda la economía mundial, las estrategias están pasando de usar la digitalización simplemente para reducir costos e impulsar la producción, hacia el desarrollo de flujos de ingresos de nuevos servicios y personalización.
En la medida en que la digitalización mejore la eficiencia del uso de la energía, esto alentará a la industria a implantar más sistemas de recopilación de datos de consumo energético. En conjunto, existe evidencia significativa de que las ganancias de eficiencia energética de la aplicación de controles de procesos digitales avanzados pueden generar ahorros significativos a un coste neto mínimo o nulo.
Sin embargo, dada la incertidumbre en el efecto neto potencial, los enfoques de previsión son apropiados. Se estima que el cambio hacia productos y servicios inteligentes generará ahorros de energía adicionales en 2050 del 5% en un escenario eficiente y del -11% en un menos probable escenario ineficiente.
Los ahorros potenciales varían según el tipo de actividad, los sistemas de gestión, la cultura y el grado de integración de la cadena de suministro. Existen importantes sinergias a tener en cuenta. Las tecnologías digitales facilitan otras medidas de eficiencia energética y, a su vez, se vuelven aún más beneficiosas una vez que se ha mejorado la eficiencia energética. También se deben tener en cuenta otra serie de beneficios, como los costes operativos reducidos, un menor tiempo de inactividad y una mejor calidad del producto.
Otro beneficio importante es que la digitalización promueve la electrificación de procesos y, por lo tanto, la integración de una mayor proporción de energías renovables. Asimismo, deben tenerse en cuenta los beneficios sociales más amplios, como la mejora de la calidad del aire.
El camino a seguir
El principio de eficiencia energética primero debe aplicarse en todas las etapas de diseño y despliegue, y cualquier efecto rebote emergente debe ser monitorizado cuidadosamente. Sobre esta base, las políticas deben fomentar una amplia adopción de tecnologías digitales y permitir la participación en la respuesta a la demanda.
El nivel de digitalización y adopción de tecnologías varía considerablemente según el país y el tamaño de la empresa. La inversión pública puede ser necesaria para abordar este aspecto, así como la extensión de la banda ancha fija y móvil de alta capacidad a regiones remotas y menos pobladas.
Además, las tecnologías digitales para procesos industriales deben ser absolutamente fiables y esto exige la presencia de ingenieros de software altamente cualificados y pruebas exhaustivas. Debería incrementarse la financiación de la investigación y el desarrollo, incluso para nuevos modelos comerciales, y deberían intensificarse las actividades de normalización e interoperabilidad.
La digitalización ofrece beneficios económicos a través de una mayor productividad y nuevos puestos de trabajo en la fabricación avanzada y los servicios de soporte. Sin embargo, su implementación requiere una consideración cuidadosa del impacto en los trabajos existentes, en particular aquellos que involucran tareas físicas predecibles, rutinarias y repetitivas.
Lo que se está llevando ya a cabo
Europa ya ha invertido mil millones de euros en proyectos piloto a gran escala de plataformas de la industria digital a través de Horizonte 2020, aumentando la cooperación entre las cadenas de valor y los estados miembros. Las oportunidades de financiación clave en el próximo marco financiero plurianual son el programa InvestEU, Horizonte Europa, Europa Digital, el Mecanismo Conectar Europa y los Fondos Estructurales y de Inversión.
Un ejemplo de iniciativa en este ámbito es la Plataforma de especialización inteligente para la modernización industrial, que combina la especialización inteligente y la cooperación interregional para impulsar la competitividad e innovación industrial. Los centros de innovación digital actúan como una ventanilla única al ofrecer a las empresas acceso a conocimientos, métodos y software, plataformas tecnológicas e instalaciones de prueba.
En el aspecto regulatorio, se han estado desarrollando estándares para redes eléctricas y de telecomunicaciones, sistemas de gestión energética, formatos de datos para facturación electrónica y competencias digitales. Caminos que tienen que converger en la eficiencia energética del futuro próximo de la Industria 4.0 europea.
La industria europea se está embarcando en una doble transición climática y digital, y existen importantes sinergias entre las dos, en particular el potencial de ahorro de energía y la descarbonización. La digitalización también tiene el potencial de alterar el mercado laboral y los patrones de empleo. Sin embargo, las nuevas políticas basadas en una comprensión holística de los sectores energético y digital deberían mitigar esos efectos secundarios y maximizar los beneficios.